Como quisiera que dejáramos de lado todas aquellas
discusiones que terminaban en reproches de lo que nunca hicimos el uno por el
otro, en semanas sin hablarnos hasta que el uno de los dos aceptara que había
tenido la culpa de iniciar los conflictos, que dejáramos de lado los
cuestionamientos cada que surgía la duda al salir de casa sin decir nada más
que un adiós y un vuelvo pronto, dejar las dudas guardadas en un cofre sin
llave, que llegaban a tocar la puerta cada que nos íbamos, como quisiera que
dejáramos de lado las insinuaciones de que tenemos a alguien más si cuando
estamos bien lo único en lo que pensamos en amarnos, deberíamos dejar de lado
aquellos malos hábitos que nos van volviendo una pareja tóxica, llena de
posesiones, volviéndonos más un reflejo en público de lo que éramos antes al
conocernos.
Como quisiera que dejáramos de lado las envidias al ver que
el otro sobresale más, cuando lo que deberíamos hacer es apoyarnos como el
equipo que somos, que dejáramos de lado aquellas revisiones del teléfono, solo
para descubrir si hemos visto a alguien más, esos celos que nos invaden cada
que nos imaginamos a lado de otra personas solo por dejar que nuestra mente nos
haga creer que ya no somos felices con nosotros, deberíamos dejar de lado esos
chantajes en los que para obtener algo decimos que nunca hacemos algo para el
otro, que solo buscamos hacer que nos perdamos el interés mutuamente, dejemos
de lado las miradas de desaprobación solo porque lo que hacemos no es
suficiente o no es demasiado bueno para cumplir con la expectativa de lo que
esperábamos.
Dejemos de lado todas esas veces que nos hicimos tropezar,
aquella indiferencia que se interponía entre nosotros al momento de dormir,
dejándonos apartados en las orillas de la cama, dejemos de lado lo que no somos
y comencemos a ser aquellos de quienes nos enamoramos.
Texto registrado bajo derechos de autor. Autor: Ryan A.