Cuando


Cuando nos casemos, quiero llegar con ansias al altar, con la intriga de querer saber que tan hermosa te veras con el vestido que elegiste, mientras resistiré los nervios por verte caminar lentamente hacia donde esté yo, acompañada de tu papá y a cada paso sentir una emoción tan grande, de la cual estaré seguro que nunca en mi vida la había sentida, te entregara a mí, sí posesión más importante, mientras yo te sujetare de tus manos, mirándote a los ojos, contemplarte en silencio sin importar que el padre hable, sentir en ese momento que solo estamos tu y yo, que los demás no están, para al final volver a la realidad y aceptar cuidarte en la salud y la enfermedad, amarte y respetarte por siempre.
Cuando vivamos juntos, no quiero que nos perdamos por preferir pasar más tiempo con el teléfono, quiero despertar y lo primero que hagamos, sea vernos a nosotros, decirnos buenos días, por hacer juntos el desayuno, en lugar de checar el celular, todas esas notificaciones que se acumulan durante la noche y parte de la mañana, durante la cena, platicar de nuestro día, irnos a dormir sin que lo último que veamos sea una pantalla.
Cuando los años hayan pasado, los días se hayan terminado, quiero ir a tu lado a cualquier parte, sin importar que nuestro aspecto ya no sea el de unos niños queriendo jugar a la mamá y al papá, ni el de unos jóvenes enamorándose por primera vez, querré volver a mirarte de la misma manera que te vi, cuando te conocí, cuando supe que siempre por toda la eternidad y en más de una vida, iba a poder amarte solamente a ti.

Texto registrado bajo derechos de autor. Autor: Ryan A.