Tenemos felicidad desde que somos niños, mientras vamos explorando, mientras nos vamos volviendo curiosos y queremos saberlo todo, mientras vamos enseñando a quienes saben menos que nosotros, mientras vamos a prendiendo, mientras vamos creciendo, mientras hacemos lo que queremos, lo que nos apasiona.
Tenemos felicidad cuando dejamos de pelear por cosas absurdas, por cosas que no valen la pena, cuando vamos detrás de nuestros sueños y vivimos experiencias al realizarlos, cuando conocemos a gente nueva, cuando aprendemos de ellos, cuando salimos con esos amigos que hacen mejor el día, que están en todo momento presentes en cada oportunidad de diversión, cuando viajamos a nuevos lugares.
Tenemos felicidad cuando dejamos de pensar en todos esos problemas que llegan sin invitación, cuando decidimos cerrar la ventana y abrirles la puerta para que se marchen junto con los que han dejado de acompañarnos en nuestro camino y solo ocupan el espacio de alguien más que esta dispuesto a ir con nosotros hasta el final, cuando ya no le damos importancia a las preocupaciones, a los miedos, a las pesadillas que no nos dejan avanzar.
Tenemos felicidad cuando rompemos la rutina en la que estamos, cuando decidimos dejar la agenda de lado, de planear cada minuto y evitar caer en la monotonía, cuando nos decidimos a vivir más, a sonreír más, cuando dejamos que llegue la alegría y ahuyente a la tristeza, cuando pasamos del tema de algo que solo lo hace repetitivo a las molestias, que solo deja penas amargas, cuando nos arriesgamos más con el corazón que con la cabeza, por ese amor sincero, ese amor más maduro, cuando dejamos de buscar la perfección en nosotros o en los demás, cuando decidimos darle un giro a nuestra vida y un despertamos y solo decidimos ser feliz, ignorando todo, olvidando todo, haciendo todo.
Dejemos las cosas que nos molestan, que nos detienen, que nos preocupan, la felicidad trata de llenarse de risas y momentos, no de recuerdos y tristezas.
Texto registrado bajo derechos de autor. Autor: Ryan A.
